Mindfulness en la Expatriación. Una mirada compasiva

 Mudarse a otro país es un acto de valentía pero también da mucho miedo. Recuerdo el día que tomamos la decisión de dejar nuestro hogar; nos sentíamos alegres y vibrantes y al mismo tiempo nuestro corazón latía entre la exaltación de lo nuevo y el nerviosismo por lo desconocido. En el equipaje metimos todo lo indispensable: algo de ropa, muchos recuerdos y una lista de expectativas. ¿ Qué nos ibamos a encontrar en Qatar?, ¿cómo iba a ser nuestra vida aquí?, ¿encajaremos?, ¿y si algo no funciona?. 

Creo que una de las realidades más complicadas de la vida del expatriado es la sensación de soledad. Frecuentemente, dejar en tu país de origen a tu familia y amigos implica que, por primera vez, no tenemos el mismo círculo de apoyo cercano. Puntualmente, las videollamadas y los mensajes instantáneos ayudan a mantener el contacto con nuestros seres queridos, pero no sustituyen la presencia física. Y ésto a veces duele.

El otro día leí: “En lugar de ver esta soledad como un obstáculo, piensa que también puede convertirse en una oportunidad para redefinir lo que significa hogar”. Me encantó la frase. Creo que el hecho de no estar atados y enraizados a un lugar concreto o a una comunidad específica, nos da la libertad de crear nuevos lazos y conexiones, de crecer a través de nuevas experiencias y de reinventarnos.

Mudarse a otro país es una de las decisiones más transformadoras que uno puede experimentar. Para muchos, ser expatriado no es sólo un cambio de país, sino un viaje a tu YO mas íntimo. Al principio, la idea de empezar de nuevo en un lugar desconocido puede ser abrumadora, pero conforme pasa el tiempo, esa experiencia también puede ofrecer lecciones valiosas y sabias sobre uno mismo, el entorno y sobre cómo nos conectamos con los demás.

Ser expatriado es una experiencia enriquecedora y a su vez desafiante. La práctica de Mindfulness, en mi caso, se ha convertido en una técnica esencial para navegar este viaje personal. Me enseña que, aunque no siempre podemos controlar lo que ocurre a nuestro alrededor, podemos elegir cómo estar y responder desde adentro.

A quien esté en este mismo camino, te cuento: No tengas miedo de detener(te), respirar(te) y escuchar(te). En esos pequeños momentos de atención plena y compasiva, encontrarás un refugio amable, un lugar sereno que siempre estará contigo, sin importar el lugar del mapa en el que te encuentres.

Porque al fin y al cabo, tu verdadero hogar no se encuentra en un punto geográfico estático, sino en cómo nos encontramos y sentimos a nosotros mismos en cada paso del camino.

Que estés bien. Con cariño.

IM PSICOLOGÍA